La Evaluación Médico Forense por la LIVG - Consejos que te ayudarán a la hora de hacer una prueba en un Instituto de Medicina Legal.
¿No te gusta leer? Escúchalo:“Y pidan un exámen forense de ese señor, la madre y el menor” fueron las últimas palabras de Su Señoría, dirigiéndose al fiscal detrás de ella. “Puede irse”.
Y me marché. Mi compañera de vida me estaba esperando al fondo de la planta con los brazos abiertos, pero con ojos tristes y preocupados.
Desde aquel día que pasé la noche en el calabozo de los sótanos de la supercomisaría de Las Palmas de Gran Canaria, no tenemos señales de vida de mi hijo.
La última vez que le vimos, tenía 5 años. A la hora de escribir este artículo ya tendrá ocho años. Por lo tanto, habrán pasado hasta ahora casi 3 años sin su padre, que soy yo.
Sabiendo que no soy un asesino en serie, ni un psicópata, estaba impaciente de por fin poder hacer esta prueba que (pensaba yo) iba a revelar toda la verdad.
Pero...tenía que trabajar mi impaciencia (después de todo sigo siendo alemán que quiere las cosas YA y no "mañana" ) durante un año y medio.
Meses después me llegó una carta del Instituto de Medicina Legal de la capital Gran Canario: La citación para la tan esperada evaluación con el famoso e infame médico forense, estaba fechado para dentro de 1 año, el 04.11.2019.
Durante este año de espera investigué miles de páginas sobre el tema. Y leí cientos de experiencias personales de hombres que ya habían pasado por la misma situación.
Esta investigación realmente me preocupaba. No por mi en concreto porque sabía que no tengo nada que esconder. Pero me preocupaba la evidente incompetencia de estos servicios públicos y el trato desigualitario hacia los varones.
No quiero meter a todos en el mismo saco y no me gustan las generalizaciones.
En Twitter sigo a algunos forenses, porque me gusta lo que publican. También me da esperanza ver que todavía hay profesionales con sentido común que toman su trabajo en serio.
Pero tengo que decirte que el mundo exterior y la dura realidad no es tan chachi y guay como parece en Twitter.
De hecho, puede que para ti sea todo lo contrario.
(Si buscas informaciones teóricas/técnicas, te dejo enlaces al final del artículo)
La idea es enseñarte algunas técnicas de relajación y consejos generales para que estés lo más relajado y lo más “Tú” posible.
Por cierto, si buscas polémica, ya puedes cerrar mi página. Este sitio no es para ti.
¿Todavía sigues aquí?
Estupendo...siéntate:
Llegué 15 minutos antes del tiempo. Una ley que me enseñó mi abuelo: Un soldado debe llegar por lo menos 10 Minutos antes.
Esto te da suficiente tiempo para respirar hondo, reflexionar y relajarte entre llegar y entrar. Porque supongo que tu mañana será algo tensa en cuanto te toque la entrevista.
A mi me dio tiempo de vigilar ese sitio en la capital de la isla, a la gente que entra y sale con sus expresiones, a veces con niños, a la vigilante (¿la vigilanta?) , y las formaciones de nubes oscuras encima del mar que trajeron lluvia.
Me acerque a la vigilante diciendo que tengo una cita con la señora XY. Me pidió el DNI y me dejó entrar, señalando a la ventanilla donde debo firmar el papeleo.
Después pasé a la sala de espera. Una sala de unos 60 metros cuadrados, llena de filas con sillas.
Me senté justo en medio de todo con ambos pies anclados en el suelo, las manos relajadas encima de las piernas, respiración abdominal, donde podía inspirar toda la atmósfera de este sitio por donde pasan muchas personas con muchas diferentes emociones todos los días.
Sospechando que me vigilaban, busqué a la vigilante y los que trabajan detrás de la ventanilla. Todas ellas estaban ocupadas hablando de su fin de semana fiestero.
De repente escuché pasos que venían de detrás.
“Ya viene”, pensé en ese momento.
Una señora de mediana edad pasaba por todas las filas hasta entrar en el pasillo al fondo de la sala. En el momento de pasar por mi fila, vi como me estaba mirando de reojo sin girar la cabeza.
Tenía claro que era “Ella”. Aquella señora cuyo nombre estaba en mi cita.
Y sabía que volvería a pasar una segunda vez.
Y así fue.
Ella pasó a los 5 minutos otra vez, viniendo desde atrás hasta que desaparició en el pasillo del fondo de la sala.
Me tuvo esperando en la sala 20 minutos más. Pensé que sería parte de la prueba. Pero también era consciente que siempre hay que esperar en todos sitios.
Cuando me llamó la vigilante, entré en el despacho de esa señora.
Después de un “Buenos días” mutuo, le pregunté si podía colgar mi bolso en el perchero. Ella aceptó asintiendo con la cabeza y me pidió que tomara asiento.
Y ahora viene lo que no esperaba:
La señora me hizo algunas preguntas personales. Sobre mi trabajo, mis padres, sobre mi ex y mi hijo. Pareció más bien una entrevista de trabajo.
Y yo me preguntaba todo el rato cuando viene la parte interesante. Porque sinceramente estaba muy ilusionado de poder al fin hacer esta prueba.
Esa parte interesante vino en forma de intentos de provocaciones por parte de la forense.
Le conté que llevaba un par de meses en tratamiento psicológico tras mi noche en el calabozo y que también tenía sesiones con un psiquiatra forense por el estrés postraumático provocado.
A la pregunta si tomaba alguna medicación, le respondí que estaba tomando pastillas naturales de la medicina Ayurveda (Ashwagandha, por ejemplo) cada día, junto con la afirmación de que no me gusta tomar pastillas químicas de las farmacias que te atontan.
La palabra “natural” fue el “despertar de la bestia”. Sin ningún motivo levantó su voz en un intento de arrastrarme hacia una guerra verbal en que uno (por cojones o por ovarios) ganaría con su postura.
Cuando ella vio que no me arrastraba con sus intentos de sacarme de mi postura Zen, le entró todavía más rabia. Y empezó a darme una charla acerca de medicaciones químicas y naturales.
Salvo un “vale, tiene razón”, ni le contesté y solo estaba mirando cómo sus mejillas se enrojecian. (Lo que pasó aquí te lo explico en el punto 1 abajo)
Me dijo “ Puede irse”.
Yo: Eh…¿Ya está? ¿Y la prueba...el exámen? Me cogí todo el día libre para esto.”
Ella: ¡PUEDE IRSE!
Le deseé amablemente un buen día y me marché.
Pedí a mi abogada que presentara una queja en los juzgados, porque yo quería (y todavía quiero) hacer esa prueba que al final no me hicieron. (Aunque ya hice otra prueba por privado con un psiquiatra forense para contrarrestar un posible informe forense mal hecho.)
Y al parecer no soy el único con una sensación rarita:
Hasta el día de hoy no hay novedades.
Pero te dejo aquí el resultado de mi "exámen con el equipo psicosocial":
Y esto es todo lo que tengo sobre mi prueba, por desgracia.
Aun así - sin experiencia profunda sobre el exámen en concreto- , te quiero dar algunos consejos que te ayudarán a la hora de hacer una prueba en un Instituto de Medicina Legal.
Puede que la provocación de la señora mencionada arriba fuera parte de la prueba. O puede que no. Sea lo que sea, es muy importante que no te dejes provocar por nadie.
La "actitud" usada en aquel momento era el “Principio de ceder” de los monjes Shaolin.
Pero….¿no es ceder un signo de debilidad?
No. Al revés.
Ceder es una defensa y al mismo tiempo un ataque, que el adversario dirige contra sí mismo.
En el mundo Shaolin es un arma secreta, que permite al oponente correr hacia el vacío. Lo mismo se aprende en el Aikido, un arte marcial que me apasiona.
Te doy un ejemplo más claro:
Un erizo no tiene ninguna técnica de defensa. Si alguien quiere retarle a una pelea, simplemente reacciona con un rechazo total. El oponente perderá como mucho mucha energía, pero finalmente se irá sin haber conseguido nada ("PUEDE IRSE").
Esto funciona de manera similar con un oponente humano. Quién te grita, te insulta o te provoca de alguna manera, te quiere retar a una pelea.
El principio Shaolin nos enseña a dejar que la energía del oponente se desperdicie cuando cedemos.
Simplemente no reacciones. Basta con mirar a tu oponente. Al final se sentirá ridículo.
Y si quieres que se enfade de verdad para tentarle a cometer errores, dale la razón.
Con esto lo que quiero decir: No discutas en tu entrevista. Escucha y responde honestamente.
Todo esto nos lleva al siguiente punto:
Si estás leyendo este artículo, sospecho que has pasado por mucha mierda con una denuncia falsa de violencia de género y soy muy consciente de que a algunas personas les deseas peores cosas que furúnculos gordos de pus en el culo.
Si es así, no hay nada que perder porque ya lo has perdido todo.
En tal caso, mentir para quedar bien o lo que sea no te merece mucho la pena. Y tampoco tiene sentido.
En el caso extremo que te toque a un o una forense que está en su despacho solamente para consumir oxígeno, va a dar igual lo que le digas. No te escuchará y usará para su informe un modelo pre-escrito donde solo falta su firma.
Si te toca a un profesional de verdad (si que existen), sabrá exactamente cuándo mientes. En este caso, no te conviene para nada mentir.
Y aquí tomo como ejemplo una de mis entrevistas con el psiquiatra forense privado:
Una de las preguntas era sobre mi estado emocional saliendo del calabozo. Y le respondí que sentía enfado, odio, ira, rabia...et cétera....e impotencia, por supuesto.
En ese momento esperaba que cortara la sesión. Pero no...me dijo “Estupendo, esto es justo lo que debería haber pasado...totalmente humano y muy honesto, gracias”.
No gastes energía en inventarte cosas para venderle que eres un ser de luz. Responde honestamente desde tu corazón a las preguntas y no tengas miedo de poder hacer algo mal.
Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver.
A pesar de nuestros esfuerzos (y no importa cuánto medites), todos juzgamos a los demás.
Puede ser por cosas pequeñas, como un compañero de trabajo que se ha tomado demasiado tiempo para comer. O puede ser por cuestiones más importantes, como una persona que se comporta de forma egoísta o que hiere nuestros sentimientos.
O en nuestro caso común - el de un padre separado - tenemos ese peligro de caer en la trampa de juzgar a el o la forense sin tan siquiera conocer a la persona, debido a que hemos vivido mucha injusticia por parte de diferentes profesionales y también hemos perdido la esperanza en la humanidad.
Hemos caído en un pozo oscuro rodeado de monstruos. Al menos eso parece a veces. Y esto nos lleva a estar al ataque antes de que empiece la entrevista con el psicólogo.
Este rechazo no te ayudará en tu entrevista. Porque al final se enfrentarán dos egos en que cada uno querrá ganar la batalla.
Quién perderá en este caso será tu hijo.
Siempre intenta acordarte de que si hay profesionales de verdad ahí en el mundo exterior. Dale al menos a la persona el beneficio de la duda. O la presunción de inocencia.
Alguien me dijo una vez que nadie se levanta por la mañana y dice: "Creo que hoy voy a ser un cabrón". La mayoría de nosotros lo hacemos lo mejor que podemos con los recursos que tenemos en ese momento. Lo mismo ocurre con profesionales de la justicia y los equipos psicosociales.
Recuerda que juzgar a una persona no va a definir quién es, sino quién eres tú.
Entonces...se neutral, relájate y respira.
Y controla tus emociones.
La verdadera serenidad es una habilidad que la mayoría de la gente pierde a lo largo de su vida.
Muchos padres reaccionan en una entrevista con el equipo psicosocial antes de conocer la situación completa. Ya sea por rabia, por la injusticia vivida por la historia con la LIVG o por defensa anticipada para recalcar que todo ha sido mentira.
Cualquier defensa basada en la emoción nubla la vista
Por supuesto, en el sentido de la supervivencia, la ira y la rabia tienen su necesidad en determinados casos. Pero en esta entrevista con un forense, lo que menos debes hacer es hablar mal de la madre de tu hijo...o enfocar tu ataque en todo lo que hizo ella.
Por supuesto que el forense te va a preguntar sobre tu relación con la madre. Pero si al responder no puedes controlar tus emociones, te dejarás llevar y dirás algo de lo que podrías arrepentirte después.
Cuando estés molesto, dicen los Shaolin, no hagas ni digas nada, inhala y exhala lentamente, y espera hasta que tu mente vuelva a estar tranquila y clara.
Una persona sabia dijo una vez que cada uno es responsable de cómo le va. Eso también va por ti.
Aunque la ira este justificada en nuestra situación, siempre hay que tener en cuenta de qué se trata realmente, o por qué estás en ese sitio ahora mismo:
Estás en el despacho del forense por tu hijo.
NO para perder tu energía hablando mal de la ex. Olvídate del pasado. Este ya no se puede cambiar.
¿Quieres gritar porque quieres desahogarte? ¿O porque quieres cambiar las cosas para poder estar con tu hijo?
Gritar para cambiar las cosas no funciona. Un soldado enfadado sólo arremete a ciegas.
Sabemos todos lo que está ocurriendo, sin duda. Y la impotencia, ira, rabia influye en escribir chorradas y tonterías online.
Pero haciendo esto, te vas a hacer daño a ti mismo.
En vez de sacarte del pozo oscuro emocional, te estas echando tierra encima. En vez de sanarte a ti mismo, sigues a los influencers fanáticos que insultan a todas horas en las RRSS y hacen bromas sobre políticos en silla de ruedas y que tienen como único enemigo común a Irene Montero y la política. Y encima compartes todo lo que dicen en las RRSS sin reflexionar.
¿En que te va a ayudar esto personalmente en tu propia vida? ¿Te resuelve algún problema ahora mismo?
(Toma aquí tu tiempo para reflexionar un momento)
Te dejo una frase propia mía:
Quién corre detrás de la manada, come la mierda, no la hierba.
(Visualízalo).
Pide primero ayuda a un/a profesional de la salud mental. Un psicólogo o un psiquiatra. No sientes vergüenza. Gente con menos problemas que tu acuden a psicólogos simplemente porque no tienen a nadie para hablar.
Consejo personal: Cuando pides cita, mejor no menciones en la llamada el "por qué". A mí, 95% me colgaron cuando les comenté a las secretarias algunos detalles. Y otras ni siquiera dieron mi número al profesional y jamás devolvieron la llamada.
Y busca Asociaciones de Padres Separados. Ponte en contacto con Antonia Carrasco de la Asociación GenMad, por ejemplo. Y seguramente tienes Asociaciones en tu alrededor, en tu pueblo o en tu ciudad.
Acabo de leer un tweet que pega muy bien aquí:
Las personas que más admiro son las que a pesar de haber tenido circunstancias muy difíciles en su vida, consiguieron sobreponerse y no perdieron la esperanza. Podemos elegir si quedarnos en la queja o pasar a la acción y enfocar nuestra energía en nuestra recuperación.
La serenidad se puede aprender. Después de todo, la ira sólo está en tu cabeza.
Aquí te muestro cómo hacerlo:
Cuando estés a punto de estallar de ira y sientas la necesidad de actuar inmediatamente, concéntrate en tu respiración y date unos momentos. Nada se te escapará en este tiempo. Inhala y exhala lentamente.
Cuando sientas la necesidad de atacar inmediatamente en un acto de defensa sin ataque previo, golpea con tu puño una mesa imaginaria y dite a ti mismo en silencio "STOP".
Esta sencilla técnica puede enseñarte a mantener la calma incluso en situaciones desesperadas y a no dejarnos llevar por ninguna acción.
Y la próxima vez que alguien te desafíe, sonríe y olvídate de ello.
Chandal y cholas (chanclas) son muy habituales en las Islas Canarias. No sólo dentro de la casita para estar cómodo. Si no también para ir al supermercado, ver a tu médico, u otros sitios.
Pero aquí tengo una idea similar como Karl Lagerfeld:
Cualquiera que lleve chandal, ha perdido el control de su vida
Con esto quiero decir que aunque chándal y cholas te parezcan ultra-cómodos, no lo veo muy adecuado para una cita con el equipo psicosocial.
Y vuelvo al ejemplo de los Samurais: Cuando los Samurais se enfrentaban a una batalla, iban siempre arreglados a la perfección. No sólo llevaban una armadura limpia y brillante. También se preocupaban de su higiene corporal, incluido hasta el corte de uñas.
Esto lo hacían por un lado para mostrar su respeto al enemigo. Pero también para sentirse bien ellos mismos. Su imagen de un Samurai en perfectas condiciones - tanto por fuera como por dentro - les daba la confianza necesaria para portar la katana con seguridad.
Para traerlo a nuestros días: Según un estudio de Harvard sobre la comunicación, sólo se tarda siete segundos en causar una primera impresión a otro ser humano. Cuándo conocemos a una persona por primera vez, tomamos decisiones rápidas sobre ella basándonos en su contacto visual, su aspecto, su apretón de manos y sus señales verbales y no verbales.
Seguro que te acuerdas del tema “Juzgar” más arriba. Aquí lo tienes otra vez.
Puedes encontrarte con el forense más consciente y humilde del mundo. Pero es muy probable que te juzgue en silencio cuando entres en chándal y cholas. Ya tendrás el sello de alguien que no se cuida. Y si no te cuidas a ti mismo, ¿cómo vas a cuidar a un niño?
Tienes razón, es una actitud muy superficial, aún más para un psicólogo que debe mirar en tu interior. Pero al final de todo también es sólo un ser humano.
Con esto no quiero decir que te pongas la mejor ropa que tengas o te compres una americana para la entrevista.
Primero no te vas a sentir cómodo. Segundo, el forense sabrá que no es nada más que un disfraz porque se nota fácilmente cuando alguien no está acostumbrado a vestir traje.
Ponte algo decente, normal con lo que te sientes simplemente bien y cómodo. Vaqueros y una camiseta o camisa.
No exageres. Sé tú mismo.
Pero evita dar una imagen de alguien que pasa de todo o alguien que es un anti-sistema.
No quiero añadir mucho más. Creo que he dicho lo más importante para que puedas ir a la entrevista con toda la tranquilidad.
Lo demás te lo debe explicar tu abogado y el o ella te preparará para la parte teórica. Aunque creo que es mejor ir sin información previa porque esto crea prejuicios que te pueden bloquear a la hora de responder honestamente a las preguntas del equipo psicosocial.
Si quieres añadir algunas cosas de tu propia experiencia, te invito a dejar un comentario abajo.
Y por último recuerda que todo esto pasa por tu hijo. Ese es tu único objetivo.
Suerte.
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