La futura abuela materna nos miró con cara de preocupación y susurró ”Pobre criatura”.
Se detuvo mirando al suelo. Volvió a mirar hacia nosotros. Empezó a decir algo y se detuvo nuevamente, volviendo a mirar al suelo.
No sabía cómo tomarlo ni cómo reaccionar.
No es algo que esperes cuando le dices a la madre de tu pareja que hay un niño en camino. Y que van a ser abuelos.
Un año después empecé a entender el comentario de la abuela, y hasta el día de hoy, 10 años después, sus palabras resuenan en mis oídos a diario.
La convivencia se había convertido en un infierno, cuyas razones no entendía al principio.
Por amor hacía mi hijo aguanté unos meses más, pero también porque pensaba que era una depresión postparto y esperaba que las cosas mejoraran.
Pero ese día nunca llegó.
Sin dar más detalles (por ahora): Experimenté exactamente lo mismo que muchas mujeres:
Malos tratos psicológicos en el ámbito familiar. Algo que se llamaría Violencia de Género…si fuera mujer.
Un día, tras mucha lucha interna, tuve el valor de plantearle la separación. Ese fue el comienzo de una odisea infernal que lleva una década en el momento de escribir este artículo, estos últimos cuatro sin noticias de mi hijo.
Con 40 y pico años llegué a conocer de primera mano lo que es un juzgado y cómo se siente con grilletes en las muñecas.
Y llegué a conocer la energía destructiva de los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer.
Imagínate si hubiera Juzgados de Violencia Sobre Personas Blancas. Solamente hay jueces blancos. Tu eres una persona negra y una persona blanca te denuncia por (según el blanco) haber dicho algo contra ese blanco…
Esa denuncia ponía el fin a la integración de mi hijo en mi nueva vida familiar, con mi pareja y sus dos hijos, en la que él estaba plenamente integrado (siempre y cuando pudiera estar con nosotros).
El origen de esta denuncia era un comentario realmente absurdo por parte de él mismo, un niño de 5 años en ese año, en el patio del cole que desencadenó el inicio del “protocolo”.
He escrito aquí sobre la denuncia y la noche en el calabozo, pero falta un detalle que no he publicado antes:
Muchos me han preguntado sobre el por qué tengo una orden de alejamiento contra mi hijo.
Y la respuesta es ésta:
Cuando SSª me dijo en el juicio rápido que dictó una orden de alejamiento hacia mi ex, no pude ocultar mi alegría. Porque era consciente de que esto significaba que ella también tenía que dejar de bombardearme con WhatsApps y Emails a diario (Al menos esto es lo que pensaba en ese momento).
Cuando SSª vió que mi cara se llenaba de luz, me echó una mirada enfadada y añadió tras tres segundos de pausa “ …¡y al menor también! A mi comentario “¿¿CÓMO??”, respondió: “Cállese la boca”.
Cuatro años sin señales de vida de mi hijo. Nos separaron de un día para otro y le han apartado de mi familia.
Todavía me pregunto qué le habrán respondido a su pregunta “¿Por qué no me recoge papá?”
Dos años más tarde, en 2020, el fiscal se pronunció a favor mío y pidió el sobreseimiento con argumentos profundos sin margen de confusión.
El Fiscal, despachando el traslado conferido, dice:
Que nada tiene que oponer a que se dicte el sobresemiento provisional de las actuaciones. Los hitos más significativos de este procedimiento pueden sintetizarse en lo siguiente: Diligencias que el Grupo UFAM inicia a raíz de un comentario del menor en el colegio en presencia de sus compañeros, en el mes de abril de 2018. Toma de contacto con la presunta víctima y declaración en el JVM en mayo de 2018, quien afirma que la relación sentimental cesó en octubre de 2014, no fue denunciante sino que es llamada a declarar por razón del comentario del hijo que tienen en común de 5 años. Declaraciones de testigos e informe del IML de Las Palmas.
Dicho esto, la relación de diligencias practicadas no constituye a nuestro juicio material consistente para formular a día de hoy acusación por hechos presuntamente ocurridos, como más próximos en el tiemi en el mes de octubre de 2014, lapso en que terminó la relación sentimental con convivencia y desde entonces cada parte hace vida separado con el vínculo común del hijo menor de edad.
Si empezamos por el final, la profesora del menor que ha declarado en el mes de junio de 2020 ha restado trascendencia e importancia a las palabras del menor, definiendo incluso al investigado como un padre que se preocupaba de la evolución y el bienestar de su hijo.
En lo que respecta a las testificales practicadas nos encontramos con que ninguna de ellas tiene verdadero significado y fuerza incriminatoria, todos de mera referencia y, es más, el propio hermano de la denunciante es quien con mayor grado de firmeza comunica que era ella la que en las discusiones de pareja insultaba al investigado y lo atosigaba. Los testigos próximos a ella no han presenciado agresiones, tampoco pueden servir de corroboración de una situación de afección psicológico directamente imputable al investigado. El informe del IML se elabora 5 años y medio después de haber concluído la relación, la huella psíquica puede venir influenciada por otros factores y no exclusivamente por la convivencia con el investigado.
En conclusión, habiendo transcurrido casi 6 años desde los hechos que han sido objeto de instrucción, no olvidemos a partir de un comentario del menor en el colegio, sin que a nuestro juicio los elementos con que contamos sean de una solidez, firmeza y contundencia para formular escrito de calificación provisional.
Ahí se quedó hasta el día de hoy, y mi hijo sigue creciendo sin su papá. Dentro de unos meses cumplirá 10 años.
Hasta aquí todo muy resumido y compacto. Han pasado muchas más cosas que nadie que no lo haya vivido puede imaginarse.
Y los que están en la misma situación, saben de lo que hablo. Muchos de ellos no soportan la tiranía por parte de las instituciones y se quedan por el camino, cortándose las venas.
Cada vez que el cartero llama a la puerta, se ponen tensos porque no saben si esconderse o abrir. Y cada vez que van a por pan a la tiendita al lado, la chusma de la aldea les mira como si fueran asesinos en serie.
Lamentablemente, el trato por parte de las instituciones hacia los varones se ha convertido en una perversidad sin límite ni moral.
Un linchamiento.
Vivimos en tiempos oscuros en los que el cáncer de la ideología se ha extendido incluso en algunos juzgados.
Los hechos reales no interesan. Primero ejecutan, luego vienen las preguntas.
Años de no saber si volverás a ver a tu hijo.
He conocido a muchos otros papis a lo largo de los años.
Algunos de ellos viven historias tremendamente crueles y resoluciones judiciales que carecen de sentido común y coherencia.
Historias que dejan claro que el padre es la parte perjudicada, la parte maltratada. A pesar de todas las pruebas a su favor, SSª decide en su contra.
Cuando entras en un juzgado de Violencia Sobre la Mujer, los funcionarios ya te han etiquetado como maltratador.
Para ellos, eres ese monstruo que merece pudrirse en un agujero oscuro para siempre.
Porque “Algo habrás hecho”, ¿no?
Pero cuidado, también hay que decirlo: Los jueces tienen que hacer lo que dice la ley.
Y quiero que sepas que a la mayoría de los jueces, forenses y demás implicados no les gusta nada lo que la ley les impone que tengan que hacer. (Al menos yo sigo convencido de ello).
Lo que quiero decir con esto es que no hay que generalizar.
Igual que no te gusta que se califique a todos los hombres de maltratadores, no te sirve estar en contra de todo el sistema judicial.
Me encontré en los juzgados e incluso abajo en los calabozos con agentes y funcionarios que están hartos de la cacería. Incluso policías que han tenido que llevar su propio compi al calabozo.
No están en la posición de decidir.
Por otro lado sí han nacido algunos juzgados en los que la justicia es una reliquia fallida. Juzgados que no sirven para nada más que ejecutar.
A veces, incluso parece el camino del ganado en su pasillo hacia el matadero.
Muchos de ellos, reducidos a vivir en sus coches, porque ya no tienen ni para pipas.
Niños llorando. Infancias destruidas. Y con ello, futuros adultos con traumas y trastornos mentales.
Te prohíben tener contacto con tu hijo. Destruyen el vínculo afectivo con tu hijo que probablemente jamás recuperarás.
Tus hijos, con el tiempo, se convierten en un recuerdo, un maravilloso recuerdo de una etapa de tu vida donde fuiste muy feliz.
Lo único que te queda son las fotos en las paredes, y los recuerdos en Facebook, “Hace un año”, donde el año cada vez se aleja más hasta que desaparezca.
Cuando son jóvenes, probablemente sabrán en el fondo que tienen un padre biológico. Pero eso es todo.
Años después, los niños con los que compartiste un tramo tan importante de tu vida ya no existen.
Se han convertido en “otra cosa” muy alejada de ti, con sus propios caminos. Extraños que no conoces.
Quedas totalmente indefenso ante cualquier acusación.
Nadie te escucha. Nadie te cree. Estás condenado sin pruebas algunas. No tienes ninguna oportunidad.
Y estás solo.
Algunos padres no ven otra salida que acabar con sus vidas, dejando a sus hijos sin padre para siempre.
El suicidio es el "final del juego".
Aunque ahora mismo estés completamente destrozado y no veas una salida, debes empezar a comprender que nada es permanente, ni siquiera el dolor.
El suicidio suele ser el resultado de la desesperación y de la creencia de que nada puede cambiar.
Es la posición vital definitiva de "no estoy bien".
Nada te hace sentir bien sobre tu forma de ser o sobre tu situación en la que te encuentras.
Combinado con la creencia de que nada puede cambiar, esto puede llevar a la creencia de que el suicidio es una opción.
¿No te parece una solución demasiado permanente para un problema temporal?
El tiempo y la perspectiva cambian incluso las creencias más arraigadas, y por muy trillado que sea, "todo pasa".
El suicidio siempre es consecuencia de un cuadro de depresión mayor y la depresión puede tratarse si buscas ayuda.
No quiero entrar más en este tema y te insto a que, si tienes pensamientos suicidas busques ayuda profesional.
Y, por favor, piensa en tu niño.
Estudios científicos internacionales ya han confirmado, que las experiencias de los padres falsamente denunciados pueden llevar a estos hombres al suicidio.
En general, los padres que participaron, informaron de una serie de problemas de salud mental, como
Síntomas físicos:
y problemas de control de la ira.
Se unen a grupos en Facebook o Twitter para luchar contra la discriminación de los hombres.
Una lucha verbalmente violenta en la que se insulta a cualquiera. Se ataca a jueces, instituciones, organizaciones feministas y políticos para encontrar a alguien a quien culpar.
Todo el día con palabras marciales, juntándose con otros padres que están igual de perdidos.
Perdidos en el sentido de que no son conscientes de que se están dañando a sí mismos y triplicando su dolor.
Por un lado, siento mucha simpatía por este grupo. Por otro lado, me alejo de ellos.
Por una razón muy sencilla:
Si me vuelvo dependiente de ellos, me sumergen en su mundo negativo. Y no puedo permitirlo.
Sería normal que pasaras por las cinco etapas del duelo por haberte separado de tu hijo. Como cuando muere alguien cercano a ti. O cuando recibes la noticia de que tienes un cáncer terminal.
Lamentablemente, si estás atrapado en esta dinámica negativa, nunca saldrás de las dos primeras etapas, que son la negación y la ira.
No podrás reconstruir tu vida. No te ayudará a reencontrar tu sonrisa, ni a volver a ver a tu hijo.
Pero, ¿debes agachar la cabeza? No.
¿Debes luchar por tu hijo? Por supuesto.
Pero con clase, valor y la cabeza bien alta. Alza tu voz, participa en manifestaciones, ayuda dónde y cómo puedas a derrotar este sistema enfermo.
Pero…
Has tenido experiencias traumáticas porque eres un ser humano con sentimientos.
Experimentas acontecimientos extraordinariamente estresantes que sacuden tu sensación de seguridad y te hacen sentir indefenso.
Si no eres consciente de ello, no sabrás cómo solucionarlo, cómo salir de él.
No sirve de nada rumiar la injusticia de todo, tus sentimientos de odio y dolor, o el hecho de que las cosas se hayan vuelto tan difíciles.
Puede ser un viaje de meses. O años.
Conozco a padres -incluido yo- que pasan 4, 5 o más años sin dar señales de vida de sus hijos.
Tienes que ser consciente de que la vida continúa.
CITA DE ANTONIO: todos los caminos son una aventura, una novedad y un reto. Y en ellos encuentras nuevas ilusiones, nuevas amistades, nuevos amores y nuevas alegrías.
Un buen punto de partida es averiguar cómo hacer las paces con la realidad.
Es probable que tengas estos pensamientos, emociones y sentimientos negativos, pero puedes afrontarlos mejor si los comentas con tus amigos y familiares, o con tu psicólogo y los escribes en un diario.
No puedes ni quieres perder años en este sufrimiento.
La vida pasa demasiado rápido y la vida está hecha para ser vivida, no para ser soportada.
Los siguientes puntos son herramientas que me han ayudado. No necesariamente ayudarán a todo el mundo, porque cada persona experimenta sus sentimientos de forma diferente. Por lo tanto, cada persona necesita herramientas diferentes.
Pero pueden darte algunas ideas sobre cómo afrontar la separación de tu hijo.
Independientemente de lo que ocurra en tu vida personal, sobre todo en lo que respecta a los retos a los que te enfrentas con tus hijos alienados, puede ser útil evitar gastar toda tu energía en lo que no funciona.
Tienes razón, mantener una actitud positiva puede ser una tarea imposible, pero intenta practicar la gratitud levantándote cada mañana y dando la bienvenida al día.
Fíjate en las cosas buenas que tienes y ten en cuenta las cosas de la vida por las que estás agradecido, en lugar de centrarte en lo negativo.
Creo que es especialmente importante que recuerdes amarte a ti mismo en este capítulo de tu vida.
Practica el perdón hacia ti mismo por los pequeños errores que hayas podido cometer en el pasado, como pareja o como padre, y date compasión y comprensión a cambio.
Si tu relación era abusiva, recuerda que ya la has dejado atrás.
Recordarte a ti mismo tu decisión de vivir sin abusos puede ser un buen primer paso, pero luego recuérdate que esto puede extenderse para incluir cualquier autocrítica dura que exista en tu propia mente.
Recuerda: la autocompasión es esencial para avanzar.
Ten en cuenta el vínculo entre la salud emocional y la física.
Los traumas experimentados alteran el equilibrio natural de tu cuerpo, congelándote en un estado de hiperactividad y miedo.
Puede ser difícil soportar la presión si no cuidas bien de tu salud -emocional y física-, así que haz del autocuidado una prioridad absoluta.
Para mantener una buena salud física, sigue una dieta nutritiva, duerme mucho y haz ejercicio.
Además de quemar adrenalina y liberar endorfinas, el ejercicio y el movimiento pueden ayudar a reparar tu sistema nervioso.
Intenta hacer ejercicio durante 30 minutos o más la mayoría de los días. Si te resulta más fácil, tres ejercicios de 10 minutos al día son igual de buenos.
Añade un elemento de atención plena. En lugar de centrarte en tus pensamientos o distraerte mientras haces ejercicio, concéntrate realmente en tu cuerpo y en cómo te sientes mientras te mueves.
Por ejemplo, fíjate en la sensación de tus pies tocando el suelo, o en el ritmo de tu respiración, o en la sensación del viento sobre tu piel.
La escalada, el boxeo, el entrenamiento con pesas o las artes marciales pueden ayudarte con esto. Al fin y al cabo, en estas actividades tienes que centrarte en los movimientos de tu cuerpo para evitar lesiones.
Duerme mucho. Tras una experiencia traumática, la preocupación o el miedo pueden perturbar tus patrones de sueño.
Pero la falta de sueño de calidad puede empeorar los síntomas del trauma y dificultar el mantenimiento del equilibrio emocional.
Acuéstate y levántate a la misma hora cada día y procura dormir entre 7 a 9 horas cada noche.
Evita el alcohol y las drogas. Su consumo puede empeorar los síntomas del trauma y aumentar los sentimientos de depresión, ansiedad y aislamiento.
Lleva una dieta equilibrada. Comer pequeñas comidas equilibradas a lo largo del día puede ayudarte a mantener la energía y minimizar los cambios de humor.
Evita los alimentos azucarados y fritos y come muchas grasas omega-3 -como el salmón, las nueces, la soja y las semillas de lino- para mejorar tu estado de ánimo.
Reduce el estrés. Prueba técnicas de relajación como la meditación, el yoga o los ejercicios de respiración profunda.
Programa tiempo para actividades que te aporten alegría, como tus aficiones favoritas.
Piensa en las estrategias que tu ex ha utilizado para manipularte en el pasado y recuerda que no debes dejar que esas tácticas te afecten ahora.
Puede ser difícil ver que te están manipulando mientras ocurre, sobre todo si estás preocupado por tus hijos.
Intenta guiarte por tus propios sentimientos: ¿te sientes enfadado, confuso, culpable o avergonzado?
Tómate un momento para considerar por qué te sientes así.
Tras un trauma, es posible que quieras apartarte de los demás, pero el aislamiento sólo empeora las cosas.
El contacto personal con los demás te ayuda a sanar, así que esfuérzate por mantener tus relaciones y no pasar demasiado tiempo solo.
No tienes que hablar necesariamente del trauma para conectar con los demás. Para algunas personas, puede incluso empeorar las cosas. El confort llega cuando te sientes hablado y aceptado por los demás.
Pide apoyo. Aunque no tienes que hablar del trauma en sí, es importante que tengas a alguien con quien compartir tus sentimientos cara a cara, alguien que te escuche atentamente sin juzgarte. Acude a un familiar, amigo, consejero o clérigo de confianza.
Participa en actividades sociales, aunque no te apetezca.
Haz actividades "normales" con otras personas, actividades que no tengan nada que ver con la experiencia traumática.
Reconecta con viejos amigos. Si te has alejado de las relaciones que antes eran importantes para ti, haz un esfuerzo por restablecerlas.
Únete a un grupo de apoyo para supervivientes de traumas. Conectar con otras personas que se enfrentan a los mismos problemas puede ayudar a reducir tu sensación de aislamiento, y escuchar cómo se las arreglan los demás puede ayudarte a inspirarte en tu propia recuperación.
Hazte voluntario. El voluntariado no sólo puede ayudar a los demás, sino que también puede ser una buena forma de superar el sentimiento de impotencia que suele acompañar al trauma. Recuerda tus puntos fuertes y recupera tu sentido del poder ayudando a los demás.
Haz nuevos amigos. Si vives solo o lejos de tu familia y amigos, es importante hacer nuevos amigos. Conoce a personas con intereses similares, únete a una asociación de antiguos alumnos o acércate a vecinos o compañeros de trabajo.
¿Por qué deberíamos molestarnos por tener bajas expectativas?
Nunca podremos sentirnos decepcionados si no tenemos expectativas.
La mayoría de las veces suponemos que nos tratarán de la misma manera que nosotros a los demás.
Sin embargo, la mayoría de las veces no es así. Menos aún si te han denunciado por violencia de género, porque en ese caso no hay muchas esperanzas de que todo se resuelva a corto plazo.
Hay dos formas que pueden ayudarte: ya sea rebajando tus expectativas o mejorando tu realidad.
Puedes aceptar más fácilmente lo que te ocurre si tienes expectativas más realistas.
(Pero importante: Aceptar no significa conformarse)
La última etapa de los 5 etapas del duelo identificada por Kübler-Ross es la aceptación.
No en el sentido de "no pasa nada, no voy a ver a mi hijo jamás", sino en el sentido de "no puedo ver a mi hijo por un tiempo indefinido, pero voy a estar bien, y él estará bien".
En esta etapa, tus emociones pueden empezar a estabilizarse. Vuelves a tomar consciencia de la realidad.
Aceptas el hecho de que la "nueva" realidad es que tu hijo estará sin verte durante meses o incluso años, y te encuentras bien con eso.
No es algo "bueno", pero es algo con lo que puedes vivir.
Definitivamente es un momento de ajuste y reajuste. Hay días buenos, hay días malos, y luego hay días buenos otra vez.
En esta etapa, no significa que nunca vayas a tener otro día malo, en el que estés irremediablemente triste. Incluso puede que vuelvas por temporadas a otra fase anterior, pero los días buenos tienden a ser más numerosos que los malos.
En esta etapa, es posible que salgas de la niebla, empieces a retomar las riendas de tu vida, que aprendas a vivir como si tu hijo no hubiera nacido y vivas la vida como cualquiera con el paso del tiempo.
Entiendes que hay que aceptar las circunstancias que ahora mismo no puedes cambiar, pero te mueves, creces y evolucionas en tu nueva realidad.
Es el momento en el que asimilas que nada es para siempre. Ni tan siquiera el sufrimiento.
Lee el artículo completo aquí.
Espero que algunas de estas estrategias te resulten útiles mientras intentas superar los retos y los altibajos que pueden surgir durante la separación de tu hijo.
Y sé consciente de que has (sobre)vivido abuso, que es a menudo tan personalizado e insidioso, que puede ser difícil comprender plenamente para las personas que no lo han experimentado, lo desalentador y trascendental que puede ser.
Por eso, por mucho apoyo que tengas puede que te sientas solo, como si otras personas de tu vida no tuvieran ni idea de a qué te enfrentas.
Pero recuerda que no estás sola.
Si desarrollas la confianza en ti mismo y pones tu bienestar en primer lugar, podrás mantenerte fuerte.
Ponte de pie. Vale la pena.
Un fuerte abrazo,
Sven
PS: Si te pica la curiosidad sobre cómo me he trabajado la situación con mi hijo, o cómo he aprovechado los años para mi propio crecimiento, aquí tienes los detalles.
Una frase del Maestro Zen con quien pude trabajar unos meses: “Depresión es falta de presión”. Ocupa tu mente con cosas que te dan valor y alegría.
Ernesto Lemus, desde Chile, muy buen artículo, eso también pasa acá, creo que también pasa con las muertes , o llamadas violencia intrafamiliar, la desesperación la frustración, llevan a que una persona caiga en eso. creo que las instituciones, como los tribunales de familia deberían de ser más profesionales y darle más tiempo a este tema, acá los tribunales le dan 30 minutos por audiencia, que en forma efectiva quedan en menos de 20 minutos, donde se va a ver el destino de una familia, un juicio por difamación, por injurias o calumnias, en el espectáculo, le dan muchas horas.
Hola buenas tardes,
Vivo en Uruguay donde nos rige la ley 19 580, con 56 años de vida y hasta la Fecha dos hijas menores de edad, las cuales veo de forma regular sin inconvenientes, paso su pensión respectiva.
Por cosas de la vida hace dos años y medio aprox me case con una sra Escribana, ( la conocía desde antes aprox unos 30 años, ella también divorciada, nuestro Matrimonio duro 2 años y poquito, allí en el mes de Septiembre, luego de maltratos insultos ( y somo socios en una empresa donde reformamos 5 casas a algunas les falta mas que otras ) Pero ya hay una lisa para vender y 2 mas muy prontas para hacerlo, puse todo mi fuerza empeño, cuando varias cosas estaban prontas me puso una denuncia de Violencia de genero o según ella maltrato psicológico, Estoy perdiendo mis hijas por falta de presupuesto, ( si bien no son hijas de ella) ya estoy perdiendo mi dignidad no puedo disponer de mi inversión, estoy viviendo un infierno.
Espero que el presidente estudie por supuesto que imponga una ley donde se estudie de verdad los casos de DENUCIAS FALSAS. Ya estoy perdiendo las ganas de vivir, no doy y solo por unas cuantas mentiras.
Sr Presidente de Uruguay Dr Lacalle Pou ( Por favor investigue a fondo esta Ley) es una masacre a la vida humana.